No existe ninguna emoción mala. Todas las emociones nos son útiles en la vida de cierta forma, pues cada una tiene su función. El sentir ansiedad es parte de la respuesta natural del cuerpo hacia el peligro, sin embargo hoy ya no tenemos que estresarnos por saber si mañana podremos conseguir una presa durante la caza, o si de noche algún depredador puede acechar la cueva donde vivimos.
Hoy, sin embargo, nuestras preocupaciones son más abstractas la mayoría de las veces, y aunque importantes, de cierta manera no suelen ser amenazas directas, virtualmente tangibles o inmediatas, pero nuestro cerebro y nuestro cuerpo nos lleva a actuar como si fuese algo inminente que se encuentra justo enfrente. Al reexaminar las situaciones, podremos ver que no es así necesariamente la mayoría de las veces.
Sin embargo, la idea de "deshacerse" de la ansiedad tampoco es el ideal a buscar, pues esta emoción nos permite ser bastante funcionales a la hora de lidiar con nuestros problemas. Lo que se busca es que podamos aprender a lidiar con la ansiedad y usarla a nuestro favor.